Jean Auguste Dominique Ingres


Amaury Duval –su primer alumno-, Théodore Chassériau, Edgar Degas, Pablo Picasso, y hasta los mejores pintores impresionistas fueron seducidos por la obra del multifacético francés Dominique Ingres, (Montauban, 29 de agosto de 1780 – París; 14 de enero de 1867). Pintor y segundo violinista en la orquesta del Capitolio de Toulouse –de ahí la expresión francesa violon d'Ingres (violín de Ingres)-; su creación pictórica constituye una crónica social de la burguesía de la época en que le tocó vivir, pues fue capaz de plasmar en ella sus matices, el espíritu y los matices de determinada clase a la que perteneció. Su ciudad natal le dedicó un museo.
Su ferviente defensa del dibujo no lo encasilla ni en lo neoclásico o el academicismo; es clásico –aunque cuando fue a estudiar con David, en París, la frialdad de este estilo no encajaba en su armónico concepto de belleza-, realista y romántico –por el trazo, los temas y el inmenso colorido-. Una parte de su obra se enmarca en el “estilo trovador” por su apego al estilo griego y gótico; otra clasifica en el orientalismo por el sentido irreal del exotismo de sus mujeres desnudas, al estilo del siglo XVIII.
Aquiles recibiendo a los embajadores de Agamenón (1801) le trajo el Premio de Roma. Pinta entonces La familia Riviére (1805); Granet, La hermosa Celia; Napoleón entronizado (1806). Entonces descubre a Rafael y el Quatrocentto italiano que perfilan definitivamente su estilo, en un momento de creación fecunda, a través de dibujos, retratos, las composiciones históricas o religiosas, las féminas sensuales: La bañista, Juana de Arco, La virgen de la hostia, Jesús entre los doctores, Cristo entregando a San Pedro las llaves del reino (1820). La crítica francesa es despiadada con él, por ello se instala en Roma; pero vuelve a la ciudad parisina de la mano del triunfo con el lienzo El voto de Luis XIII, (1824), realizado para la Catedral de Montauban. Decora las vidrieras de la Capilla de Notre Dame (1841); expone por primera vez en Bellas Artes y es nombrado director de la Academia de Francia en Roma. Fue senador.
Una enfermedad le atacó los ojos, por lo cual debió auxiliarse de sus alumnos al final de su vida, lo que algunos llamaron el período maduro –el cual se caracterizó por la búsqueda de una perfección en las formas-. Igualmente su obra se divide en tres géneros: pintura histórica ―Juana de Arco en la coronación de Carlos VII (1854, Museo del Louvre, París), La muerte de Leonardo da Vinci (1818, Petit Palais, París) y La imposición del Toisón de Oro al duque de Berwick (Madrid, Palacio de Liria); retratos ―Mademoiselle Caroline Rivière (1806, Louvre), Monsieur Bertin (1832, Louvre) o Madame Moitessier (1856) (Galería Nacional de Londres) y los desnudos femeninos ―Gran bañista (llamada La bañista de Valpinçon,1808, Louvre), La gran odalisca (1814, Louvre) y El baño turco (1862, Louvre).

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