Alberto Durero


Admirado y estudiado por la pasmosa exactitud geométrica de sus composiciones, Alberto Durero, en alemán Albrecht Dürer, (Núremberg, 21 de mayo de 1471 - Núremberg, 6 de abril de 1528) es el más famoso creador a nivel mundial del Renacimiento alemán. Pintor, dibujante, grabador y teórico sobre el arte, Durero ejerció una profunda influencia en los artistas del siglo XVI de su propio país y de los Países Bajos. Sus orígenes están en la pintura flamenca del gótico tardío. Logró en sus grabados plasmar texturas y sombreados para lograr figuras tridimensionales nunca antes vistas en esta disciplina.
  
Desde su temprano asombro a las artes, Durero se planteó la realización de un modelo de concebir el arte donde se conjugaran el empirismo por los detalles naturalistas con los presupuestos teóricos italianos, encontrando en la geometría la solución para entender el renacimiento italiano y a su vez el arte clásico. Al respecto, escribió durante toda su vida y realizó dibujos para su tratado más conocido, Vier Bücher von menschlicher Proportion (Cuatro libros sobre las proporciones humanas, publicado póstumamente en 1528). Recabó ayuda en sus amigos, entre los cuales,  el austriaco Johann Stabius le proporcionó los conocimientos sobre la construcción de relojes solares; sin embargo sus coetáneos pusieron mayor interés en sus xilografías que en sus proposiciones ideoestéticas sobre el arte renacentista.

En Suiza, en las ciudades Basilea y Estrasburgo, Durero ilustró varias publicaciones, entre ellas Das Narrenschiff de Sebastian Brant en 1494 (traducida en 1507 como La nave de los locos). Esta primera etapa de su creación se distingue por la facilidad en el trazado del dibujo y una minuciosidad en el detalle, luego viaja a Italia donde realiza varias acuarelas. De vuelta en su ciudad natal, entre 1495  y 1505, realiza sus más significativos grabados en los que refleja el entorno con gran realismo: la serie del Apocalipsis (1498), Baño de hombres, Sansón con el león, La gran fortuna (1501-1502) y La caída del hombre (1504). Su preocupación por el reconocimiento de los artesanos como artistas se evidencian en sus autorretratos en donde aparece imitando a Cristo: Autorretrato (1498 Museo del Prado, Madrid) y Autorretrato (1500 Pinacoteca Antigua de Múnich).

Trabaja primero para la corte del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Maximiliano I, luego para Carlos I: El caballero, la Muerte y el Diablo (1513), San Jerónimo en su celda (1514) y La melancolía (1514). Sus dos últimas obras –dos tablas a gran escala- son Cuatro apóstoles (hacia 1526, Alte Pinakothek Múnich). En sus obras siempre mostró un profundo sentido de la historia y además estuvo siempre consciente del potencial creativo que poseía, de sus ideas renovadoras sobre el arte.

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