Charles Le Brun


(París, 1619 – París, 1690) 

Charles Le Brun fue el máximo representante de la pintura académica que surgió en las últimas décadas del siglo XVII en Francia, cuya proyección era, prácticamente, cortesana. Este artista y teórico francés, fue el pintor del rey Luis XIV y precursor del estilo del mismo nombre en la corte y todo el país. Sus ideas artísticas hallaron eco en los palacios y la Academia. De esta última fue secretario, canciller y finalmente director.

Le Brun adquirió su madurez estilística con una pintura clasicista y elegante. Su poder de organización fue celebrado por más de uno de los maestros de la época. A pesar de que presentó influencias de grandes pintores, su estilo se fue haciendo más personal y auténtico. Transmitió a las tendencias nacionales una dirección que perduró durante los siglos posteriores.

Las mayores ceraciones de Le Brun, como pintor decorador, se encuentran en Versalles, donde consiguió conjuntos de exquisita factura como la Galería de los Espejos, el Salón de Hércules y los Salones de La Paz y la Guerra.

Este pintor destacó como gran retratista. Promovió el desarrollo de las artes industriales. Y también realizó diversas series de cartones para tapices, entre los que destacan La historia del Rey, la de Los Meses y la de Las Casas Reales. De sus obras pictóricas resalta la serie Darío y Alejandro. En ella se manifiesta el giro que iba a cobrar el arte oficial francés con el repudio del heroísmo que representaba Poussin y el fervor por el nuevo pintoresquismo, que llegaba desde la inspiración de Giulio Romano. No obstante, en sus obras de caballete, principalmente, los retratos, quedaba presente el elegante eco de los grandes pintores del género en la escuela flamenca, como, por ejemplo, Van Dyck.

Entre sus obras más conocidas se encuentran El canciller Séguier, Luis XIV adorando a Cristo resucitado, La adoración de los pastores, La Magdalena, Cristo en el desierto, Crucifixión, El sueño del niño Jesús e Historia de Alejandro Magno. Ellas se pueden encontrar en el Museo del Louvre y la colección real de Mónaco, principalmente. Estas piezas muestran una paleta cromática no excesivamente rica, y concebida en función del dibujo, que siempre dominaba sobre el color.

El número de obras que realizó para la iglesia y patrones privados fue bastante considerable. En la última etapa de su vida se aparta de los cánones académicos que en u obra inicial había cultivado, y realiza composiciones religiosas en las que utiliza la luz y el claroscuro para crear obras de gran sensibilidad

No hay comentarios:

Publicar un comentario