Wifredo Lam



El surrealismo latinoamericano tiene en el pintor vanguardista cubano Wifredo Lam (Sagua La Grande, Cuba, 8 de diciembre de 1902 — París, Francia, 11 de septiembre de 1982) uno de sus más originales exponentes; dueño de un genuino lenguaje pictórico en el que fusiona las herencias mágico-religiosas de la santería cubana con el vanguardismo pictórico europeo de entonces. Al morir, Madrid le dedica una retrospectiva de su obra.

Lam estudia en La Habana Derecho, y al mismo tiempo matricula en la Academia San Alejandro, decidiéndose finalmente por la pintura. A principios de la década del 20 expuso sus primeros trabajos en el Salón de la Asociación de Pintores y Escultores en la Habana; luego viaja a España, en 1923, para estudiar en la Academia de San Fernando de Madrid y con el maestro de Salvador Dalí, Fernando Álvarez de Sotomayor, director del Museo del Prado y del taller que acogería a Lam. Al mismo tiempo, asiste a la Academia Libre del pasaje de la Alhambra, centro de reunión de pintores jóvenes, visita el Prado y se inclina por la obra de El Hosco, Brueghel o Goya. Algunos autores refieren que Lam expuso en 1928 su primera exposición personal en la madrileña galería Vilches. Ya en la década del 30 se aprecia una influencia fuerte del surrealismo, de Henri Matisse –y posiblemente de Joaquín Torres-García- en la obra de Lam.


A mediados de la década del 30 visita una exposición de Pablo Picasso en París y queda prendido tanto del estilo como de su ideología. Ya había estallado la Guerra Civil Española. Lam viaja a París, conoce a Picasso, quien lo toma bajo su tutela, y alimentó su interés por el arte africano y las máscaras primitivistas. Lam se inserta en el ambiente artístico parisino: integra el grupo de los surrealistas junto al poeta francés André Breton y al artista alemán Max Ernst. Ese mismo año viaja a México, donde permanece con Diego Rivera y Frida Kahlo. En 1940 ilustra de Bretón, Fata Morgana.
1941 marca el regreso de Lam a La Habana, influenciado por las teorías de Carl Jung –fundador de la Escuela de Psicología analítica-, desarrolla una exuberante y fértil imaginación en sus obras inspirado en su cultura, además de las condiciones en que vivían los hombres de raza negra, que lo conmueve profundamente. De esta etapa es La jungla (1942, Museo de Arte Moderno de Nueva York).


Entre 1942 y 1950, realizó exposiciones regulares en el Pierre Matisse Gallery de Nueva York, viaja intensamente a Haití, París, Italia –en 1960 se estableció en la costa italiana Albisola Mare-. Su obra fue alcanzando madurez, su estilo se fue perfilando para parecerse más a su tierra, utiliza los monocromos. Realiza esculturas en bronce, trabaja la cerámica, el grabado y el muralismo –de esta manifestación, se destaca la obra Tercer mundo (1966), realizada para el Palacio Presidencial de La Habana-. En 1976 ilustró el libro El último viaje del buque fantasma del escritor colombiano Gabriel García Márquez.


Recibió numerosos premios y reconocimientos nacionales e internacionales.

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