En 1723, durante su formación académica, obtendría el Prix de Roma. Luego de ello, marchó a Italia, donde estudió a los grandes maestros del clasicismo romano y la escuela veneciana del siglo XVI. De regreso a París, su obra demostró la consolidación de un sello personal. En su obra se manifestó una sensualidad con aires serenos, la cual hallaba expresión en sus escenas de desnudos. Lo amoroso y lo galante fueron elementos que supo combinar casi perfectamente en sus composiciones.
Entre las actividades que desempeñó se encuentra la elaboración de cartones, en la fábrica de tapices de Beauvais, con temas chinos que regalaría Luis XV al emperador Ch’ien Lung. Posteriormente fue nombrado inspector en la fábrica de tapices de los Gobelinos, en la cual su decorativismo influyó con fuerza en los jóvenes artistas y en el gusto del estilo Luis XV.
François Boucher fue nombrado, en 1765, primer pintor del rey y director del la Academia. Durante toda su vida se mostró fiel al decorativismo rococó, aunque, en su última etapa, su producción presentó una serie de excesos barroquistas que interrumpieron la evolución alcanzada hasta el momento, causando pérdidas en la pureza del color y la claridad dibujística.
Entre los principales temas que desarrolló se destacaron los mitológicos, los alegóricos, los religiosos y los retratos, aunque también trabajó el desnudo. Algunas de sus obras más conocidas son Desnudo en reposo o Mademoiselle (Señorita) Louise O'Murphy desnuda, Rinaldo y Armida, Descanso en la huida a Egipto, Diana después del baño, Desnuda en reposo, El almuerzo, La marquesa de Pompadour, El triunfo de Venus, y En el tocador. Estas y otras piezas pueden ser encontradas en el Museo del Louvre, la Pinacoteca de Munich, el Museo del Prado y el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.
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