Joan Miró


Iconoclasta ante los métodos convencionales de la pintura de su tiempo, Joan Miró i Ferrá (Barcelona, 1893-Palma de Mallorca, 1983) fue un pintor, escultor, ceramista, grabador y uno de los mayores exponentes del surrealismo. Influido por cubistas, fauyes y expresionistas en sus inicios, en su obra se denota un gusto hacia lo infantil, lo onírico y también refleja a su país natal.
Su primera exposición individual fue en Galerías Dalmau de Barcelona, en 1918. En ella se acerca a Van Gogh y Cézanne en Ciurana, el pueblo (1917) y Ciurana, la iglesia (1917). Se destacan las piezas Nord-Surd por la inclusión de rótulos en la composición y Retrato de V. Nubiola por la fusión del cubismo con el color fauve. En esta etapa su pintura se caracteriza por un nuevo vocabulario de iconografías y signos que determinan la figura.
En La masía (concebida entre 1921 y 1922) se refleja la relación del pintor con la tierra, el realismo de su pintura que va al máximo de los detalles. Se vincula al dadaísmo, con Bretton, lo que consolida su tránsito al surrealismo. Carnaval de arlequín marca el inicio en él, y tuvo grandes reconocimientos en una exposición junto a Picasso, Giorgio de Chirico, entre otros. De esta etapa son Tierra labrada y Cabeza de fumador. Hasta finales de esta década en que se aleja del grupo, no así del estilo.
Incursionó con sus obras en el teatro, en la ilustración como su colección de postales Interiores holandeses. Se dedica intensamente al collage – crea la serie 18 pinturas según un collage- pero de una forma propia, diferente a los cubistas; esto le abre las puertas a la escultura para fundición de cobre: El reloj del viento, Pájaro lunar, Miss Chicago, Personaje y pájaro, entre otras.
Sus personajes se debaten entre los signos y las figuras: en Hombre y mujer frente a un montón de excrementos (1935), o Mujer y perro frente a la luna (1936) afloran los sentimientos del autor por la Guerra Civil y la ulterior Segunda Guerra Mundial. Entonces pinta el cartel ¡Ayudad a España! para un sello postal.  Miró retorna a reproducir en su pintura la realidad, ejemplo de ello Bodegón del zapato viejo a partir de la obra Zapatos del labriego de su ídolo Vincent Van Gogh. Participa en la Exposición Internacional de París de 1937 con El Segador, allí Picasso presenta El Guernica.
Atraído por el cielo pinta su serie Constelaciones. Incursiona en la cerámica – Murales cerámicos del Sol y la Luna, 1958, Sede de la Unesco en París- y en el grabado. Crea su propia fundación en 1975: el centro cultural y artístico Fundación Joan Miró, para difundir las nuevas tendencias del arte contemporáneo.

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