Édouard Manet


Édouard Manet ( pintor francés), nació un 23 de enero de 1832, fue hijo de un importante funcionario del ministerio de Justicia, tomó la decisión de hacerse pintor después de dos intentos fallidos de ingresar en la Escuela Naval. Su carrera artística se inicia por el año 1850 en el estudio de Thomas Couture. Allí estuvo durante casi seis años, donde a su vez pudo copiar en el Louvre cuadros no sólo de Tiziano, Rembrandt y Velázquez, sino también de Goya, Delacroix, Courbet y Daumier. En el período de 1853 hasta 1856, Manet se dedica a viajar por Italia, los Países Bajos, Alemania y Austria, copiando a los grandes maestros. Después de 6 años de aprendizaje, Manet logró establecerse en un estudio propio. En esa época entabló una relación con artistas y literatos como Henri Fantin-Latour, Edgar Degas y Charles Baudelaire. En 1859 se presenta por primera vez al Salón su Bebedor de ajenjo, una obra que permitía sin dificultades predecir su adoración por Frans Hals, pero que provocó una turbulenta reacción en el público y en el jurado, algo inexplicable sin duda para un Manet que durante toda su vida lo único que persiguió fue el éxito dentro de la respetabilidad. Durante el año 1860 comenzaron a ser reconocidas algunas de sus obras, que merecieron, la buena acogida del crítico y escritor Téophile Gautier. A partir de 1860, su pintura de tema español, tan de moda por esa época en Francia, fue bastante bien acogida y en 1861 el Salón acepta por primera vez una obra suya, el Guitarrista español. El Salón de Otoño en 1863 le rechazó un lienzo que sería muy importante para la posterior evolución de la pintura: Almuerzo sobre la hierba, dicha obra fue doblemente criticado, tanto por su temática (muestra a una mujer desnuda flanqueada por dos jóvenes ataviados de forma contemporánea) como por la técnica empleada, lo mismo en el tratamiento de la perspectiva que en el de la representación del entorno natural, bañado en una luz fuerte y contrastada. En 1867, por la época de la Segunda Exposición Universal en París, Manet, muy desalentado por su mal recibimiento en el Salón oficial, decide continuar el ejemplo de Courbet unos años antes y dispuso, con su propio dinero, un pabellón donde presentó al público alrededor de 50 obras sin ningún éxito. No existe otro pintor del grupo impresionista que haya sido tan debatido como Manet. Para muchos, fue el pintor más puro que haya existido, del todo indiferente ante los objetos que pintaba, salvo como excusas neutras para situar un contraste de líneas y sombras. Para otros, construyó simbólicos criptogramas en los que todo puede ser descifrado según una clave secreta, pero inteligible. Para algunos, Manet fue el primer pintor genuinamente moderno, que liberó al arte de sus miméticas tareas. Para otros, fue el último gran pintor de los viejos maestros, demasiado enraizado en una multitud de referencias histórico-artísticas. Muchos creen todavía que fue un pintor de pobre técnica, incapaz de lograr una coherencia espacial o compositiva. Otros piensan, por fin, que fueron precisamente estos "defectos" los que constituyeron su deliberada contribución a las drásticos y enormemente fructíferos cambios que introdujo en la estructura pictórica. Ya en el final de su vida pintó numerosos retratos de mujeres, tanto al óleo como en pastel, así como varios bodegones y jardines. Su técnica, que se volvió todavía más suelta y espontánea, abrió un nuevo camino a la pintura moderna. Como dijera Henri Matisse algunos años después de su muerte, Manet, al ser "el primer pintor en lograr la traducción inmediata de las sensaciones, liberó el instinto del pintor"

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